Página de inicio -> Proyecto pasta de azúcar -> Trabajos relacionados con el uso del azúcar en las heridas
Evidencia científica sobre los efectos secundarios de los antisépticos más
usuales versus efectos secundarios de las sacarosa en el tratamiento de las
heridas.
IV
Simposio Nacional sobre úlceras por presión
12
th
Conference
of the European wound management association
Autores: M.C. Cid González, J.A. García Viveros, M.J. Sánchez de la Nieta Ogallar, C. Alcón Jiménez, J. Martínez Florindo
Índice:
Es
una idea generalizada que a las heridas, cuando se están curando, hay que
aplicarles algún tipo de antiséptico para evitar su infección. Esta idea es
una idea equivocada, ya que existe evidencia científica suficiente que
demuestra que la limpieza de las heridas con suero fisiológico es suficiente
para mantener las heridas sin infección1,2.
Lo
frecuente es que las heridas estén contaminadas, y no hay que procurar su
esterilización.
El
uso habitual, y a veces indiscriminado, de los antisépticos más usados (clorexidina,
yodo en sus distintas formas farmacológicas, sulfadiacina argéntica y violeta
de genciana) nos hace olvidarnos de sus efectos secundarios: sensibilizan,
irritan, y llegan incluso a provocar que se retarde la cicatrización de la
herida3,4,5.
Queremos
poner de manifiesto el uso abusivo de los antisépticos y los efectos
secundarios que presentan, así como las ventajas que sobre estos presenta el
uso de la sacarosa, que es tan eficaz como el mejor antiséptico y con menos
efectos secundarios, además de desbridante, antiedematoso, no irritante, no se
reabsorbe, es desodorante, estimulante
de la cicatrización y barato6.
Hemos
hecho revisiones bibliográficas y búsquedas sistemáticas, a través de
Internet, en bases de datos PubMed
(MEDLINE), Tryp database, Cochrane library, Index de Enfermería, Investen,
Bandolier, con las palabras claves Anti-Infective Agents Local/adverse
effects/therapeutic use, Disinfectants/pharmacology, Antisepsis/methods,
sugar/ wound, sugar/injury, antiseptic, antiséptico y antisépticos.
Ultima búsqueda realizada con fecha 28 de febrero de 2002.
Encontramos
9 artículos de interés relacionados con los efectos secundarios en el uso de
los antisépticos, de los cuales hay 4 ensayos clínicos que estudian los antisépticos
más usuales entre sí1,7,8,9, y un estudio comparativo en cerdos
entre los antisépticos más usuales y la sacarosa10 y 4 informes de
expertos sobre los efectos secundarios de los antisépticos más usados3,4,5,11.
De
la sacarosa encontramos 7 comunicaciones sobre el uso del azúcar y los efectos
secundarios de esta1,12,13,14,15,16,17.
La
lectura crítica de los trabajos encontrados
nos lleva a pensar que si las heridas no están infectadas, no se deben
usar antisépticos. El lavado con suero fisiológico a chorro con la presión
suficiente para arrastrar los detritus sin lesionar el tejido sano es
suficiente. Como alternativa al suero fisiológico se puede utilizar el agua e
incluso el agua y jabón neutro18.
Los antisépticos más usados en las curas de heridas (yodo en sus diferentes preparaciones farmacológicas, clorexidina, violeta de genciana, sulfadiacina argéntica) tienen su poder antiséptico en que alteran las proteínas de la membrana citoplasmática y modifican los grupos funcionales de proteínas y de ácidos nucleicos, tanto de los microorganismos como del sustrato más superficial de la herida, retardando la cicatrización.
El
mecanismo de acción de la sacarosa es físico. El poder antiséptico se lo
ofrece el gradiente de osmolaridad que presenta, que provoca la deshidratación
del citoplasma bacteriano, lisando
e impidiendo la reproducción bacteriana. Con respecto al lecho de la herida, es
cierto que deshidrata las células más superficiales, pero al estar estas
interconectadas, por capilaridad, se provoca un gradiente de rehidratación de
las capas más profundas a las superficiales, estableciéndose un equilibrio osmótico19.
Los
antisépticos provocan destrucción de los macrófagos, siendo algunas
preparaciones yodadas hasta 10 veces más tóxicos para el leucocito que para la
bacteria13, aumentando el desequilibrio de la cicatrización fisiológica,
mientras que la sacarosa, no solamente no destruye los macrófagos, sino que el
gradiente de osmolaridad que provoca, favorece la afluencia de líquidos a la
superficie y la microangiogénesis y por extensión, el mecanismo de defensa y
regeneración tisular fisiológico.
La
cicatriz, con el uso de la sacarosa, es más fuerte, debido a que se provoca una
concentración de macrófagos, lo que conlleva a un aumento de los fibroblastos
y, por consiguiente, contribuye a la mayor síntesis de colágeno6.
En
la literatura revisada, no hemos encontrado diferencia cuando se ha usado azúcar
en grano o pasta de azúcar, realizada con polietilenglicol 400 y peroxido de
hidrógeno como excipiente para evitar que
la sacarosa se caiga en las heridas en declive.
Algunos
pacientes han comentado notar un leve escozor, pasajero, al aplicar el azúcar
en la herida20, y como casos anecdóticos, comentar dos casos de
pacientes terminales intervenidos de neumonectomía por cáncer epidermoide y
carcinoma bronquial, a los que se le aplicaban 1.500 y 1.300 grs. de azúcar a
diario en la cavidad torácica, como tratamiento de un empiema refractario a la
antibioterapia específica, que fallecieron durante el tratamiento, por
insuficiencia renal14,15, y que achacaron al azúcar, si
bien es cierto que el azúcar no se reabsorbe fuera del tracto digestivo12,16
Existe
una comunicación de un médico de una leprosería en la India que no aconseja
el uso del azúcar porque atrae a moscas y hormigas17.
De
esta lectura crítica se deduce que el azúcar actúa como el mejor de los antisépticos,
con menores efectos secundarios y un costo económico menor, no solamente por
ser barato, sino porque, al evolucionar más rápidas las heridas, se ahorra en
recursos.
. Póster
Agradecemos
la colaboración, ya que sin sus aportaciones no se podría haber hecho este
trabajo, a:
D. Francisco Ibáñez, dibujante de 13 rue del Percebe
D.
Joaquín Torres, D. Antonio Castellanos y D. Salvador Ortega, médicos del
Centro de Salud de Gerena (Sevilla).
Dña.
Isabel Fernández Fernández, médica del Centro de Salud de Camas (Sevilla),
coordinadora de investigación y del programa de medicina basada en la evidencia
del Distrito Sanitario Camas – Sierra Norte (Sevilla).
Dña.
Angeles Guinda Garín y don Venceslao Moreda, físicos del Instituto de la Grasa
(CSIC) de Sevilla.
Dña.
Ana Bermúdez Loizaga, farmacéutica del Real e Ilustre Colegio Oficial de
Farmacia de Sevilla.
Dña.
María de los Angeles García-Carpintero Conde, enfermera profesora de Enfermería
Medicoquirúrgica de la Escuela de Enfermería del H.U. Virgen Macarena de
Sevilla.
Farmacia
de Dña. Elena Barba Mendiela, en Gerena (Sevilla)
D.
Vicente Ruiz de Larramendi y D. Julián Vaca,
químicos de Azucarera Ebro Agrícola
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